CÓDIGO DE ÉTICA - Texto Completo


Preámbulo

El deporte es una actividad sociocultural que permite el enriquecimiento del individuo en el seno de la
sociedad y que potencia la amistad entre los seres humanos, el intercambio entre los pueblos y las
regiones y, en suma, el conocimiento y la relación entre las personas.

El deporte contribuye a mejorar la relación, el conocimiento y la expresión personales. Es un factor
de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar. La realización de estos valores permite
la participación en la sociedad desde unas pautas distintas de las que a menudo constituyen las actitudes
sociales más convencionales.

• Se hace necesario que el deporte recupere algunos de sus elementos tradicionales y que, por tanto,
el respeto a las reglas del juego, la lealtad, la ética y la deportividad sean elementos de vertebración
de los participantes en el mismo.

Para fomentar, impulsar y contribuir a la realización de estos fines y valores, la Federación
Uruguaya de Basketball,  ha elaborado el presente Código de Ética, a fin de conseguir que
mediante su suscripción voluntaria y pública se potencien, confirmen las tradicionales normas de conducta y
se establezcan nuevas pautas de comportamiento de los estamentos participantes del deporte, ya sean
entidades, clubes, asociaciones, deportistas, técnicos, dirigentes deportivos, periodistas, medios de
comunicación y público en general.

El Código parte de la consideración de que el comportamiento ético es esencial tanto en la actividad
como en la gestión deportiva. Dicho comportamiento permite encauzar la rivalidad y la controversia
deportiva desde pautas diferentes y socialmente aceptables que puedan producir ejemplaridad frente a
otras formas de relación social.

El Código quiere ser también un sólido marco ético para luchar contra todas las manifestaciones
de violencia, que atentan contra los principios tradicionales del deporte, inspirados en la nobleza y la deportividad.

Por todo lo anterior y por la nobleza de sus objetivos, confiamos que el Código de Ética Deportiva encuentre
la colaboración de los medios de comunicación social cuyo apoyo es decisivo para trasladar a la sociedad
la importancia del concepto de deportividad, de respeto al adversario y de ejemplo para los jóvenes.

OBJETIVOS DEL CÓDIGO.

El Código trata de establecer un marco de referencia en el que desarrollar el deporte y la responsabilidad
de las instituciones en la promoción deportiva y en general de todas las personas involucradas en el
espectáculo deportivo, más allá de las normas disciplinarias.

El Código pretende promocionar la deportividad entre los adolescentes, ya que ellos serán los deportistas
de elite del mañana. El Código se dirige también a los dirigentes deportivos y a las instituciones deportivas
que ejercen una influencia directa e indirecta en el compromiso y la participación en el deporte, de los
ciudadanos en general y de los jóvenes en particular, y a quienes compete la responsabilidad de promocionar
y garantizar el respeto al buen orden y la deportividad.

DEFINICIÓN DE DEPORTIVIDAD.

La deportividad no es solamente el respeto a las reglas de juego, sino también incluye conceptos tan
nobles como amistad, respeto al adversario y espíritu deportivo.
Deportividad es, además de un comportamiento, un modo de pensar y una actitud vital favorable a la lucha
contra la trampa y el engaño.

La deportividad es una concepción del deporte que trasciende el puro cumplimiento de las reglas deportivas
para situarse en un entorno de respeto, caballerosidad y consideración del adversario, superando posiciones
reglamentaristas en favor de una serie de comportamientos que tengan el sello propio de quienes aceptan el
compromiso de ser deportivos.

Por este motivo el compromiso que se adquiere con la aceptación del Código impone una actuación
decidida contra la trampa, la manipulación y la adulteración de cualquier índole, de los resultados
y las actuaciones deportivas. Especialmente este compromiso alcanza a la lucha contra el dopaje, la violencia
física y verbal, la segregación por razones de raza, origen o pensamiento y la corrupción en todas sus formas.

RESPONSABILIDAD POR LA DEPORTIVIDAD.

La deportividad es ante todo un principio positivo. La sociedad se enriquece con la práctica deportiva y con
lo que la misma supone de fomento de los valores de la personalidad más elevados a la vez que con el intercambio
personal y social que el mismo supone. El deporte ayuda a conocerse mejor, a expresarse y a desarrollarse en un
entorno social en el que se valore la salud y el bienestar.

El Código reconoce que todas las entidades deportivas o personas que, de forma directa o indirecta, estén
relacionados con la actividad deportiva, deben conceder una prioridad absoluta a la deportividad. La sociedad
sólo puede beneficiarse de las ventajas morales y culturales del deporte si la deportividad y la ejemplaridad son
la preocupación principal de los dirigentes deportivos y de cuantas entidades y asociaciones tengan relación con
el deporte.

La responsabilidad de esta ejemplaridad afecta a :

Las Administraciones Deportivas:

Por su especial significación pública, los responsables del deporte a nivel gubernamental y municipal son los
primeros obligados a dar ejemplo de deportividad, midiendo al máximo la repercusión de sus declaraciones
públicas y velando por el interés general en sus actos de trascendencia deportivos.

Especialmente deben velar por la conexión entre deporte, educación y cultura y por la forma de subsumir y
aceptar ésta a las condiciones esenciales de la práctica deportiva.

Las Organizaciones Vinculadas con el Deporte:

La Federación, los clubes, las agrupaciones y todo ente de carácter y promoción deportiva deberán asumir su
responsabilidad para que su gestión, administración e información, se ajuste a los criterios de deportividad, de
respeto a las normas y reglas deportivas, a los rivales y a los deportistas y procurarán que su actuación pública
haga gala de esos valores.

Las Personas:

Las personas y específicamente, deportistas, padres, educadores, técnicos, árbitros, directivos,
administradores y médicos, así como los deportistas de alta competición que sirven de modelo deberán
guardar un comportamiento de respeto y de compromiso con la deportividad. El Código Ético debe
aplicarse a todas las personas con independencia de que participen como voluntarios o en calidad
de profesionales. También quienes asistan a una competición deportiva, en su condición de espectadores,
deberán asumir su cuota de responsabilidad de buen comportamiento.

Cada una de estas instituciones y personas tienen que asumir una responsabilidad y desempeñar una función
que favorezca un clima de entendimiento ético. Este Código de Ética va destinado a ellas, y solamente será
eficaz si todos los actores del mundo del deporte están dispuestos a asumir voluntariamente las siguientes
responsabilidades:

 

LAS ADMINISTRACIONES DEPORTIVAS.  La Administración deportiva deberá asumir
la responsabilidad de favorecer la adopción de criterios éticos, rigurosos en todos los
ámbitos sociales en los que el deporte está presente; alentar y apoyar a las personas y
organizaciones a que apliquen principios éticos en las actividades vinculadas con el
deporte; alentar a los profesores y técnicos deportivos a que concedan importancia
primordial a la promoción del deporte y a la deportividad en los programas escolares de
formación deportiva; apoyar cuantas iniciativas estén destinadas a promover la deportividad
entre los jóvenes, y animar a las instituciones a que concedan prioridad a este objetivo;
alentar, en los ámbitos nacional e internacional, la investigación destinada a mejorar la
comprensión de los complejos problemas que afectan a la práctica del deporte, las
oportunidades de promover la deportividad y a valorar el alcance y consecuencias de
los comportamientos indeseables.

LAS ORGANIZACIONES DEPORTIVAS. Las organizaciones deportivas vinculadas
con el deporte asumirán voluntariamente las responsabilidades siguientes:

o
Facilitar directivas claras en las que se definan los comportamientos conformes o
contrarios a la ética, y procurar que se implante un sistema de estímulos ajustados en
todas las modalidades y niveles de la participación; sensibilizar a la opinión pública dentro
de su esfera de influencia respecto al concepto de la deportividad mediante campañas,
recompensas, material didáctico y ofertas de formación.

o
Estas organizaciones deben, asimismo, supervisar estrechamente la marcha de estas
actividades y evaluar sus efectos; implantar sistemas que, además del éxito en la competición,
recompensen el ejercicio de la deportividad, y el desarrollo personal; prestar apoyo y ayuda
a quienes fomenten la buena conducta deportiva, ya sean deportistas, técnicos, dirigentes de
clubes, asociaciones o federaciones.

o En cuanto a la responsabilidad para con los jóvenes, las organizaciones deportivas deberán
velar porque las estructuras participativas prevean las necesidades específicas de los
adolescentes y los niños en crecimiento, permitiendo su participación en distintos niveles,
desde la actividad recreativa hasta la alta competición; apoyar la modificación de los reglamentos
con objeto de poner de relieve no sólo el éxito competitivo, sino también el concepto de deportividad;
procurar que todos los miembros o afiliados a su organización que asuman responsabilidades
respecto a los jóvenes y adolescentes atesoren la cualificación necesaria para su orientación,
formación y educación, infundiéndoles los conceptos de deportividad y respeto al rival.

LOS DEPORTISTAS Y LOS DIRIGENTES DEPORTIVOS.
Por su especial protagonismo público y por el eco que sus actuaciones tienen en los medios
de comunicación, los deportistas, técnicos y dirigentes deportivos deberán observar en su
comportamiento individual, fundamentalmente, las siguientes conductas y responsabilidades:

o Acreditar un comportamiento ejemplar que sirva de modelo a todos los demás actores del
mundo del deporte, en especial a los niños y adolescentes; reprobar las actitudes favorables
a la violencia; adoptar personalmente una actitud contraria a la deslealtad de terceros y
reconvenir aquellos comportamientos que acrediten insularidad, inseguridad o
adulteración de la competición.

o
Los deportistas, técnicos y dirigentes deportivos respetarán las decisiones de los jueces deportivos,
aceptando sus resoluciones y ejerciendo su legítimo derecho a los recursos que establezca la
legislación vigente. Los deportistas y los dirigentes deportivos deberán velar porque la expresión
de su queja se ajuste a normas generalmente aceptadas de corrección, presuponiendo la
respetabilidad y la buena fe de sus jueces.

o Los deportistas, técnicos y dirigentes deportivos deberán acreditar que la deportividad y el respeto
a las normas del juego están por encima de sus intereses, y que tanto en la victoria como en la
derrota, tanto en el éxito como en la decepción, su comportamiento público se ajuste a los principios
de respeto al adversario, y de expresión de legítimo orgullo sin menoscabo del rival.

LAS PERSONAS INDIVIDUALMENTE CONSIDERADAS.  Todas las personas que de algún modo
participen o concurran a los espectáculos deportivos organizados por la Federación deberán:

1.- Respetar las normas y cualquier otra disposición que la Federación, las instituciones afiliadas
o las autoridades públicas, hayan dispuesto para preservar el normal desarrollo del espectáculo.

2.- Mantener una conducta respetuosa, disciplinada y solidaria, dentro y fuera del terreno de juego,
contribuyendo con el esfuerzo individual y colectivo, a que el Baloncesto exprese en todo momento
un mensaje educativo, de solidaridad y de paz.

3.- Profesar una conducta y comportamiento adecuados y un  entusiasta respaldo y pasión
por el baloncesto.

4.- Asegurar y contribuir a que cada competición de la Federación, a cualquier nivel y
categoría, se desarrolle con un verdadero espíritu de juego limpio.

5.- Mostrar una actitud de cooperación y apoyo con los organizadores de las competiciones y
actividades oficiales bajo la jurisdicción de la Federación y usar adecuadamente en cada
una de ellas los medios y recursos puestos a su disposición.

6.- No practicar ni aceptar, bajo ninguna circunstancia, agresiones físicas ni verbales o actos que
atenten contra la integridad física o moral o la dignidad humana.

7.- Mantener en todo momento una posición de enérgico rechazo a toda conducta que promueva,
estimule o proteja la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.

8.- Defender los principios de la moral y la ética deportiva a partir del ejemplo personal, asumiendo
una postura enérgica e intransigente frente a cualquier forma de corrupción, deshonestidad o
fanatismo que pueda surgir en el seno de las competiciones o actividades oficiales organizadas
por la Federación.

9.- Desarrollar los sentimientos de amistad, compañerismo y solidaridad entre los deportistas,
entrenadores, técnicos, árbitros, oficiales y directivos que se exprese en el más absoluto respeto
a las personas, a las instituciones y sus símbolos.

10.- Apoyar cuantas iniciativas estén destinadas a promover el “juego limpio“ en el deporte,
en particular entre los jóvenes.
 

SUSCRIPCIÓN DEL CÓDIGO ÉTICO.

El Código Ético trata de preservar y fomentar los valores deportivos más esenciales y, entre ellos,
los que suponen la defensa del honor y la lealtad en el ejercicio deportivo. La adopción de tales
pautas de comportamiento sólo puede ser fruto del compromiso individual de los agentes
deportivos ya que es una distinción que debe significar su actitud ante el deporte.

Por todo lo anterior, la Federación Uruguaya de Basketball invita a las federaciones, clubes,
asociaciones, agrupaciones, dirigentes, deportistas, técnicos y demás personas o entidades
vinculadas con el mundo deportivo a formalizar explícitamente su compromiso con la
deportividad mediante la suscripción del presente Código.

Con el fin de lograr que este compromiso sea no sólo una acción aislada sino una exigencia
permanente en el ejercicio de la actividad deportiva, la Federación Uruguaya de Basketball
propone la creación de un Comité de Ética Deportiva, integrado por personas de reconocido
prestigio en el ámbito de la moral, el deporte, la educación, la sociología y la cultura, y cuya
función será velar por la tutela y cumplimiento del Código Ético.

Corresponderá al Comité de Ética Deportiva aceptar los compromisos individuales de
suscripción del Código Ético, así como valorar sus comportamientos, actuaciones o
declaraciones públicas que atenten contra el mismo y que pudieran suponer, en su caso,
la pérdida de la condición de suscriptor.

El Comité de Ética Deportiva impulsará la divulgación periódica de listados
con los suscriptores del Código y, asimismo, el establecimiento de distintivos y
acreditaciones que demuestren el compromiso frente a la sociedad de quienes
voluntariamente hayan decidido suscribirlo. La publicidad, así entendida, es un
elemento esencial del compromiso personal por su ejemplaridad.

El Comité de Ética deportiva propondrá al Ministerio de Turismo y Deporte, a partir
de 2009, la creación de un “Premio Nacional del Deporte“, destinado a premiar
“la persona o entidad que más se haya destacado durante el año por un gesto
especialmente relevante de nobleza o juego limpio en la práctica deportiva,
o que haya prestado una contribución especial o la erradicación de la violencia
en el deporte".


 

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